POR NARCISO ISA CONDE


PATRICIA, LA NIÑA DE LOS OJOS VERDES-AMARILLOS

 Falleció Patricia  Ascuasiati y se apagaron sus lindos ojos verde/amarillos.                         

 Nos llega el recuerdo de aquella hermosa relación, proyectado mi cariño y el de Lulú hasta este triste y conmovedor presente.

 Nos asalta el recuerdo de una inolvidable amistad y camaradería con  Carlos Ascuasiati, su padre, el más sonriente y amable de todos los camaradas del PARTIDO COMINISTA DOMINICANO-PCD.

 Aquel que tenía siempre a flor de labios la palabra “encantado” ante cualquier solicitud, por peligrosa que fuera, incluso en aquellos años de terrorismo de Estado balaguerista. 

UNA FACETA DE PATRICIA

El brillante ingeniero, economista, planificador,  diseñador de tanquetas y armero de la Revolución de Abril y la Guerra Patria. ¡Dirigente comunista… y de los mejores!

 Patricia, linda y alegre, correteando en la casa de su dulce abuelita, Doña Manuelita.

 Nos  encontrábamos a menudo en la  calle Danae, junto a su padre y a su madre, a sus dos hermanitos, Carlos Julio y Alejandro. Muchas veces en compañía de sus lindas tías, Carmencita y Daisy,  y sus lindas primitas, de las cuales tengo fija la imagen sonriente de la que cariñosamente apodé la ‘buchuita”. Nosotros/as en reuniones del PCD y ellas como anfitriones.

Recuerdo a Patricia delgadita, con sus  expresivos e impactantes ojos verdes-amarillos.

Más tarde la atrapó su bella adolescencia y su juventud, y con ellas los compases de sus denodados esfuerzos y su ejemplar dedicación para crecer como bailarina y como ser humano. 

Al paso de los años vino su extraordinario despliegue de amor y energías por el ballet, por la danza, por la música; y con los frutos del exquisito cultivo de su vocación y de su fina sensibilidad artística, se aproximó a ella, hasta alcanzarla, un inmenso aprecio colectivo de nuestra sociedad, muy bien merecido.

Alcanzó el éxito.

Conquistó la fama y el amor de su pueblo, no solo por extraordinaria calidad como bailarina y maestra, sino también por su intachable condición humana, por  su sensibilidad social traducida en respaldo a  las luchas por la libertad y la dignidad de los seres humanos.

De tal tronco, tales ramas y muchas flores.

Se nos fue Patricia de esta tierra, convocándonos  a vencer con notas musicales y pasos danzarines  la tristeza de no poder besarla y abrazarla.

Nos deja un legado hermoso, junto a su trascendencia en el maravilloso mundo de la creación artística y a una estrella más en el cielo.

¡HASTA SIEMPRE, PATRICIA!

                                                              Narciso Isa Conde, Narso        

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